09-01-23. PUEDO INFORMA
Nota Informativa de PUEDO.
Gijón, LA NUEVA ESPAÑA Ricardo Gayol, en su domicilio gijonés. l Marcos León
«La ONCE lleva 25 años sin una representación plural en su consejo».
«Hemos escrito al Gobierno para que tome cartas en la situación interna de la organización, pero no se ha atrevido a mover ficha»
"La ONCE está tutelada por el Estado, que debe garantizar una democracia interna”
“El proceso electoral ha sido monolítico, con un voto cautivo absoluto y medidas de coacción”.
G. Cuesta
El abogado Ricardo Gayol García (Ortiguera, 1950) lleva casi toda la vida ligado a la Organización Nacional de Ciegos Españoles (ONCE). Como presidente de la Plataforma Unitaria de Encuentro para la Democratización de la ONCE (PUEDO), critica duramente el sistema de elección del máximo órgano de representación de la entidad, hasta el punto de hablar de «secuestro». Y pone en duda los resultados de las últimas elecciones celebradas en diciembre, a las que únicamente concurrió la ganadora Unidad Progresista (UP), del actual presidente del consejo, Miguel Carballeda.
«La ONCE está tutelada por el Estado y éste tiene que ser capaz de ajustarla a unas normas democráticas y legales; y a unas reglas de juego suficientemente limpias», denuncia el letrado, cuya carrera profesional y vital ha estado muy vinculada a Gijón.
—Denuncia 25 años de secuestro de la pluralidad en el máximo órgano representativo de la ONCE.
—Sí. Lo que ha ocurrido es que, poco a poco, desde la muerte del primer presidente, Vicente Mosquete, y desde la entrada de Miguel Durán, la democracia interna de la ONCE se ha ido depauperando. El actual grupo dominante, Unidad Progresista, se hizo con todo el poder en el año 89, acaparando los 15 puestos del Consejo General. Aunque es cierto que en 1992 hubo una pequeña representación de otro grupo, concretamente con dos miembros, desde 1996, el Consejo siempre ha estado ocupado exclusivamente por la Unidad Progresista. Se rompió la pluralidad por completo y la democracia interna.
—¿Cómo ha repercutido en la organización?
—Hay que recordar que este sistema de representación es muy importante porque la ONCE no tiene dueños. Es el propio colectivo el que elige a sus representantes para marcar las pautas de su futuro. Hace cuarenta años, se celebraron las primeras elecciones democráticas en la ONCE. El resultado fue totalmente popular, con cuatro grupos en el Consejo General que se tradujeron en pactos para la gobernabilidad, como también sucedió tras las segundas elecciones, en 1986, con dos representaciones en una correlación de ocho y siete. Ese momento inicial de la democracia en la ONCE no solo fue importante desde el punto de vista de la participación del colectivo de personas ciegas o con discapacidad visual, fue también el momento de máxima expansión de la organización desde el punto de vista institucional, empresarial... Su funcionamiento democrático de base fue el modelo que hizo que la ONCE triunfara en un momento histórico del país como fueron los años 80.
—Pone en duda los resultados de diciembre, pero solo se presentó esa candidatura. ¿Por qué realiza esta crítica?
—No han llegado al poder por medios legítimos o suficientemente democráticos. Llevamos 25 años sin que haya representación plural, como también viene pasando en los respectivos consejos territoriales. No hay representación mínima alguna. El único grupo que concurrió tiene un nombre bastante equívoco: Unidad Progresista. Ese proceso ha sido monolítico, con un voto cautivo absoluto. A cada grupo social perteneciente a la ONCE se les ha coartado con diferentes instrumentos para que generase un voto directo por correo. El único grupo que ha concurrido ha impuesto la participación mediante el miedo a los poderes públicos.
—Votaron 43.867 de las 66.291 personas afiliadas a la ONCE llamadas a las urnas.
—Han querido alcanzar este nivel de participación del 66% por medios principalmente ilegales, aunque también alguno legal, claro. Pongo dos casos como ejemplo: hay personas a las que se les comunicó que ya habían votado cuando se les reclamaba el voto por correo y han usado medios institucionales de la ONCE, como la Delegación Territorial de Madrid, para difundir un panfleto por correo electrónico pidiendo el voto, cuando no debería hacerse ese uso de una herramienta destinada a anunciar actividades o iniciativas. En resumen, han votado unas 42.000 personas de unas 66.000 llamadas a las urnas, pero ha habido escasísimo voto en blanco. La democracia interna está anulada por completo.
—¿Han pedido actuar a los poderes públicos?
—Hemos intentado que la administración pública tomara cartas en el asunto. El Gobierno no se ha atrevido a mover ficha por dos razones. Por un lado, el PSOE está absolutamente vinculado a la ONCE. Y, por otro, los ministerios de Unidas Podemos desconocen el terreno y no han tenido valor para actuar en un ámbito en el que no tienen conocimiento. Le hemos escrito al Gobierno para denunciar el fracaso del mecanismo de la función pública.
—¿En qué afecta a sus miembros?
—Este problema repercute en la vida de las personas que conformamos la ONCE porque no se ejerce ningún tipo de control público. La ONCE está tutelada por el Estado y este tiene que ser capaz de ajustarla a unas normas democráticas, legales y unas reglas de juego suficientemente limpias.
—Entonces, ¿qué pasos habría que dar para ello?
—Hemos propuesto como alternativa un sistema de elección congresual, desde la base. Las actuales normativas hacen que no haya ninguna posibilidad de acceso a los órganos de representación. El actual sistema está viciado porque el sindicato mayoritario y la dirección son un mismo ente. Y al estar UGT, arrastra al PSOE. Nadie quiere ir al matadero.
—¿Y otras vías?
—Tampoco la vía judicial es una solución para anular los resultados. Si acudes a la vía de lo contencioso-administrativo, el proceso se puede demorar unos tres o cuatro años. Eso significa que ya ha pasado el mandato. Y la posible compensación económica no nos sirve de nada.
Ricardo Gayol García
Presidente de la asociación PUEDO de la ONCE
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