REVISTA CAPITAL
Portada:
El fraude de la ONCE.
Las pruebas demuestran que se quedó con 13 millones de euros en premios que dijo haber repartido.
Ponen en venta menos series del cupón semanal de las que sortea.
Abona a su director general el alquiler de un lujoso piso en Madrid, pese a que éste tiene tres casas y gana 150.000 euros al año.
Paga el podólogo a la esposa del presidente del grupo empresarial.
Investigación:
Asegura que ha repartido 13,5 millones de euros en premios de cupones, en realidad, no ha vendido.
EL GRAN FRAUDE DE LA ONCE
EL "SUPERMILLONARIO" DEL 15 DE AGOSTO DE 2002 NUNCA TOCÓ, PERO LA ORGANIZACIÓN DIJO QUE SÍ. LO MISMO PASO EL 7 DE SEPTIEMBRE...¿QUÉ PODEROSAS RAZONES HAN LLEVADO A LA ONCE A MENTIR?.
El popular Supermillonario descarga en Álava una lluvia de millones correspondientes al número 36.250. Así amanecieron los periódicos de Vitoria el 17 de agosto pasado, acabando con la mala estrella de esta provincia vasca. En efecto, miles de alaveses, entre ellos los propietarios de un bar en Luco, la familia Garmendia, celebraban el golpe de suerte elevando sus copas en honor del sorteo que la Once había realizado el jueves 15 por la noche. "Es el mayor premio de un juego de azar en territorio alavés", decía un periódico lo que venía a demostrar que el eslogan de "Voy a ser yo", que tanto se había visto en televisión, se había hecho realidad. Con una sonrisa de oreja a oreja, Félix Nájera, delegado de la Once en Álava, afirmaba en El Correo que uno de sus vendedores había repartido el número ganador en varios pueblos de la comarca. Seguro que después de esto, miles de alaveses que habían perdido la fe en los sorteos de la Once, volverían a confiar en las posibilidades mágicas de los célebres cupones vendidos por los ciegos.
La Once dio el nombre del empleado que vendió el Supermillonario, Iñaki Linaza, pero, desgraciadamente, no podía ponerse en contacto con él. Muy extraño. Y también era extraño que el agraciado con el premio mayor, el verdadero "supermillonario", no diera señales de vida. Esta persona, fuese quien fuese, no sólo había comprado el milagroso número 36.250, sino que, además, tuvo la suerte de adquirir la serie 153. Eso quería decir que la mayor parte de sus problemas se habían acabado, porque le tocaban nada menos que 12 millones de euros (2.000 millones de pesetas). ¿Y quién era el afortunado? "Lo siento", responde el delegado de la Once en Álava, "no puedo revelar la identidad del ganador ". Cierto que no puede revelarla...porque no existe.
Resulta que la mala suerte sí se había cebado de nuevo en esta provincia, ya que la serie 153 fue devuelta. La Once, pues, se quedó con los 12 millones de euros, pero hizo creer a la opinión pública que, efectivamente, el Supermillonario había tocado en Álava.
Pero una cosa es que mientan los seres humanos, y otra que lo hagan los ordenadores. Una página del Departamento de Control de Cupón de la Once, donde desde hace tres años se controla informáticamente la historia de cada cupón, revela que aquella serie fue "devuelta". Así lo atestigua el documento que se reproduce a la izquierda de estas páginas donde, además de la fecha y el tipo del sorteo, se puede ver que la serie 153 del número 36.250 del Supermillonario de agosto fue devuelta. Jamás llegó a las manos de ningún alavés. ¿Un simple error de 12 millones de euros?
En el siguiente Sorteo Extraordinario, celebrado el pasado 7 de septiembre, la Once volvió a ocultar la verdad. Ese día se sorteaba un premio de nueve millones de euros y nueve premios más de 300.000 euros a las cinco cifras y serie. Esta vez, fue la delegación de Asturias la que anunció que se habían vendido en la zona seis de los nueve premios de 300.000 euros.
¿Qué pasó de verdad? Sólo se vendió una serie. Los otros cinco premios que la Once dice que se repartieron (a las series 143, 121, 098, 115 y 078 del número 59.042) fueron devueltos. De nuevo, la Once ocultó la realidad para que la gente no dejara de comprar el cupón, su única fuente de ingresos.
La ONCE no demuestra que los premios han tocado
Esta revista se ha puesto en contacto con la Organización para pedir explicaciones, pero oficialmente nadie ha podido demostrar que todos esos premios hayan sido vendidos. Y eso que bastaba con pulsar el botón de un ordenador del Departamento de Control de Cupón para despejar la incógnita, pero la Once se ha limitado a enviar una nota donde reconoce que "tras realizar las oportunas comprobaciones técnicas, que requiere el trabajo de varias jornadas, hay ocasiones en las que se constata que no se han vendido todos los cupones".
Lo cierto es que la Once no necesita "varias jornadas" para seguir el rastro de un número porque todos los días, cuando los vendedores cierran sus kioscos a las nueve de la noche y antes del sorteo del cupón emitido por Antena 3 TV sobre las diez, el sistema informático guarda los datos de los números vendidos, dónde, y cuáles han sido devueltos. Si necesitara "varias jornadas", cualquier vendedor podría quedarse con el cupón premiado y dárselo a un amigo para que lo cobrara.
¿Acaso el presidente de la Once, José María Arroyo, no sabe lo que está pasando en su organización? Porque según las cuentas de Capital, la Once se ha quedado con 13,5 millones de euros de cupones invendidos, pero hace creer que han tocado premios aquí o allá. No deja de ser paradójico que la Once, a quien le interesa repartir premios para impulsar las ventas del cupón, acabe quedándose con el dinero, sin que su actuación pueda calificarse de apropiación indebida. Pero, ¿por qué lo oculta Arroyo, o su vicepresidente, Mario Loreto Sanz Robles, o el director general, Miguel Carballeda?
La razón es sencilla, pero preocupante: la Once pasa por problemas económicos muy serios. Las hemerotecas están llenas de declaraciones de responsables de la institución alertando sobre la caída de la facturación del cupón. "Hemos perdido un 15 %de cuota de mercado entre 1996 y 1999", decía Miguel Carballeda, director general, a principios de 2000. Lo cierto es que no sólo ha bajado la cuota de mercado, sino la facturación: en 1998 ésta fue de 2.291 millones de euros y en 1999, de dos millones menos.
En 2000 sube a 2.432 millones (debido al primer sorteo Supermillonario del 15 de agosto) y al año siguiente aumenta sus ventas en 25 millones (de nuevo por la subida de las ventas de los sorteos extraordinarios). Pero si nos olvidamos de esos sorteos, en 2001 las ventas del cupón de lunes a jueves descendieron un 3,8%, un 4,6% los domingos, mientras que las del Cuponazo de los viernes sólo aumentaron un 2,9%. Porcentaje insuficiente, porque la Once facturó el año pasado 50 millones de euros menos de lo previsto.
Los compradores del cupón semanal tienen menos posibilidades
Negro panorama que la Once intentó resolver lanzando en junio de este año el cupón semanal, un fraude de grandes proporciones. Para fidelizar a sus clientes, creó un producto que se podía comprar los lunes y que valía para toda la semana. No había que ir todos los días al kiosco. Pero, en realidad, los clientes ignoran que sus posibilidades de ganar son menores que las de una persona que compre un cupón por separado cada día. ¿Razón? Los lunes se sortean 90 series, los viernes 150, y los domingos, sólo 50. La dirección de la Once optó por comercializar un cupón semanal sólo hasta la serie 50. Esto quiere decir que si en el Cuponazo de los viernes la serie premiada cae entre la 51 y la 150, el comprador del cupón semanal nunca podrá ganar los cinco millones de euros del premio porque sus posibilidades se reducen a un sorprendente 33 %.
Ahora bien, ¿cómo es posible que la cúpula de la Once pueda cometer este fraude? ¿Es que no hay controles externos? Para responder, hay que remontarse a 1998, cuando el Partido Popular necesitaba una radio que, junto con la televisión Antena 3, formase un gran grupo de comunicación proclive al Gobierno. Por eso, los políticos pusieron sus ojos en Onda Cero, propiedad de la Once. Y para obligar a ésta a negociar, el PP anunció una ley que forzaría a los premiados del cupón a pagar el 20% del pastel a Hacienda, carga fiscal de la que siempre han estado exentos.
Comprendiendo que si esa ley salía adelante las ventas caerían en picado, la Once vendió a Telefónica Onda Cero por algo más de 108 millones de euros (casi un regalo porque acaba de comprar el 2% de la Cope por casi ocho millones de euros).
¿Qué pidió la Once a cambio? Nada de impuestos y más libertad para gestionar el cupón. Dicho y hecho. Los artículos 15 al 19 del acuerdo firmado por el Gobierno y la Once, en marzo de 1999, son significativos: le permite comercializar sorteos extraordinarios (el primer Supermillonario es del 15 de agosto de 2000), le permite repartir la cuantía de los premios (hasta un 55% de la facturación) de la forma que quiera al margen de la autorización de Hacienda, le permite gestionar nuevas modalidades de sorteos... En definitiva, manos libres para Arroyo y Sanz, que sólo tienen que rendir cuentas ante el Consejo de Protectorado, un organismo compuesto por doce miembros, seis del Gobierno y seis de la Once. donde los ciegos han conseguido poco a poco igualar el número de representantes (antes el Gobierno tenía mayoría). La Once incluso logró que en 2000 el miembro más crítico con ellos, Luis Pérez Aguas. director general del Organismo Nacional de Loterías y Apuestas del Estado (Onlae), fuese sustituido por Antonio Beteta, de Hacienda.
Y esto nos lleva a hacernos la siguiente pregunta: en qué manos esta ahora la Once, una organización con 55.000 afiliados y que responde de los 3,5 millones de minusválidos que hay en España? Lo primero que hay que saber es que la Organización es un verdadero mini-estado y funciona como tal: partidos políticos, oposición, elecciones cada cuatro años.. Todos los comicios los ha ganado siempre Unidad Progresista (U P), el partido político que Mario Loreto Sanz Robles gobierna con mano de hierro e incluso los 15 diputados elegidos en las elecciones que forman parte de los órganos de gestión de la institución son de U P.
Por lo tanto, no es extraño que en la Once surjan corruptelas y nepotismos. Es el caso de Mario Loreto Sanz Robles. Apodado El Coronel, no se hace nada en la Organización sin que él lo sepa. Además de situar a sus dos hijos y a una de sus nueras en la Once, El Coronel ha encontrado un puesto de trabajo para su hermano, Manuel Sanz Robles, como gerente de Pilsa, la empresa de limpieza propiedad de la Once, en Salamanca. Igualmente, a su cuñada, Emilia Nieto, la ha contratado como administrativa en la Delegación de la Once en Salamanca. Este matrimonio, que regentaba un pequeño bar en la localidad salmantina de Miranda del Castañar, ha dejado la restauración y ha alquilado este bar a una familia del pueblo por 1.000 euros al mes.
La ONCE paga el alquiler del piso de Carballeda en Madrid
Otro de los responsables de la institución es Miguel Carballeda, director general desde principios de 2000, y viejo amigo de Mario Loreto Sanz desde que en los ochenta ambos pusieron en marcha el sindicato de trabajadores de la Once en Palma de Mallorca. En el patrimonio de Carballeda figuran tres viviendas: un chalet en Jávea (Alicante) de más de 1.000 metros cuadrados, otro chalet en Oliva (Valencia) de 200 metros cuadrados, y un piso en Valencia, en la calle Guillén de Castro, de 160 metros cuadrados. Lo llamativo es que, pese a semejante patrimonio, la Once sufrague a Carballeda un altísimo alquiler (en la zona rondan los 2.700 euros al mes) por el lujoso piso de Madrid en el que vive, en la calle Antonio Maura. Un portavoz de la Once afirmó a esta revista que 2.700 euros de alquiler al mes "no es una cifra elevada, si vemos el precio de los alquileres en Madrid". Si se tratara de una multinacional, quizá sería una excusa comprensible, pero, ¿de una institución de ayuda social que atraviesa por serios problemas económicos?
Si seguimos indagando, nos llevamos más sorpresas. El sueldo de Enrique Servando como presidente de la Corporación Empresarial (Ceosa), el grupo de empresas propiedad de la Once, es de unos 150.000 euros brutos al año, y el de su mujer, María de los Reyes Lluch, que también trabaja en la Once,de 2.400 euros al mes. Lo que no se entiende es que, con ese nivel de ingresos, María de los Reyes Lluch pasara a la Once una factura de seis euros por un "tratamiento de podología", como vemos en el documento de arriba (junto a su nómina).
Además, beneficiándose de los descuentos que tienen por ser discapacitados (no pagan el Impuesto de Matriculaciones), el matrimonio compró un Seat Ibiza 1.4 el año pasado que utiliza José Manuel Lluch, un hermano de María de los Reyes.
Fraude en los premios, ocultación de información, favores, caída de la recaudación, falta de controles.. A partir de ahora, la Once tendrá que hacer grandes esfuerzos para devolver la ilusión a sus 55.000 afiliados y a sus ocho millones de clientes.
LAS TRAMPAS DEL CUPÓN SEMANAL
1 Cupón de lunes a jueves: 90 series.
2 Cuponazo del viernes: 150 series.
3 Cupón del domingo: 50 series.
4 ¿Abono semanal? Ésa es la gran pregunta. ¿cómo poner a la venta un boleto que valga para toda la semana si cada día el número de series es diferente?
Imaginemos un abono semanal con 150 series. ¿qué ocurriría el domingo, cuando sólo entra en el bombo hasta la 50? Pues que los abonos semanales de la serie 51 hasta la 150 jamás podrán conseguir premio porque sus números no están en el bombo. Lo mismo ocurriría en el caso de sacar a la venta un abono hasta la serie 90: viernes y domingo, las posibilidades se reducirían.
¿Qué hizo la ONCE? Comercializar el abono hasta la serie 50 y guardar este bochornoso secreto en un cajón. De esta forma, si el viernes la serie premiada es de la 51 a la 150, al comprador del abono semanal nunca le tocarán los 5 millones de euros del premio. Y entre semana, de la serie 51 a la 90, tampoco.
¿SABÍA EL PRESIDENTE DE LA ONCE QUÉ ERA GESCARTERA?
Todavía resuenan las explicaciones que dieron José María Arroyo y Mario Loreto Sanz Robles para negar su supuesta implicación en el escándalo de Gescartera. La Fundación ONCE había invertido seis millones de euros en el chiringuito financiero de Pilar Giménez Reyna y Antonio Camacho. Arroyo aseguró que no conocía a Pilar Giménez, y que Rafael de Lorenzo y José Manuel Pichel, responsables de la Fundación, invirtieron todo ese dinero sin su conocimiento.
Sin embargo, ambas excusas no parecen muy creíbles. ¿No conocía Arroyo a Pilar Giménez? Quizá Arroyo pueda explicar entonces qué hacía la expresidenta de Gescartera en el Colegio Antonio Vicente Mosquete la noche del 11 de abril de 2000. Ese día y en ese lugar, U P, el partido político de Arroyo y Loreto, celebraba una nueva victoria en las elecciones internas de la ONCE y, según varios testigos, Pilar Giménez y Arroyo charlaron amigablemente.
Además, en rueda de prensa del 3 de septiembre de 2001, Arroyo aseguró "que el Consejo General no conocía la inversión en Gescartera". La foto de arriba procede de dicha rueda de prensa. El hombre con gafas a la izquierda de la imagen es Manuel Andrés Ramos Vázquez, un joven ejecutivo rescatado de Andalucía por Mario Loreto. Pues bien, Manuel Andrés Ramos no sólo era director general adjunto de la Fundación ONCE cuando se hicieron las inversiones en Gescartera (noviembre de 1998), sino que, como se ve en el documento que reproducimos abajo, era el representante de la ONCE en la reunión que el 9 de mayo de 2001 celebró el Comité Español de Representantes de Minusválidos (CERMI). En esa reunión, Rafael de Lorenzo ofreció entrar a todas las asociaciones presentes en Gescartera (incluso invitó a dos comerciales de la agencia, Enrique Díaz y Carmen Forte, para que explicaran las características del producto) y se pactó que el CERMI trasladara a todas sus organizaciones integrantes (incluida la ONCE) la información recibida por estos dos comerciales. ¿Tampoco Manuel Andrés Ramos informó a los dos jefes de la ONCE de la inversión en Gescartera? Curioso que un hombre que le debe el cargo a Mario Loreto (no olvidemos que Manuel Andrés es también el número dos del partido U P) engañara a sus jefes. Además, cuando De Lorenzo dejó el puesto de vicepresidente segundo de la ONCE, Manuel Ramos, que era vicepresidente tercero, pasó a ser vicepresidente segundo.