Juan M. Hernández: protesta ONCE en la Sagrada Familia «Me comí dos bocadillos colgado a 80 metros de altura»
Diario Sabadell – 13 de mayo de 2003
Los dos vendedores del cupón que se colgaron el sábado de la Sagrada Familia con una pancarta gigante contra la ONCE eran de Sabadell y Terrassa.
Juan Manuel Hernández Terrones «Johnny», 41 y ciego desde los 29, y Eulalia Carrazo, «Lali» con residuo visual del 10%, estuvieron cinco horas colgados a 80 metros de altura. No bajaron hasta que el Ministro de Trabajo, aceptó dede Madrid y por escrito recibir una delegación de la Plataforma Unitaria de Encuentro para la Democratización de la ONCE, PUEDO.
-¿Los ciegos no tenéis vértigo?
-Yo había hecho espeleo así que no tengo vértigo por la experiencia. No por ser ciego.
-¡Yo sí tuve miedo! (ella, riendo). No solté la cuerda en todo el rato que estuvé ahí colgada. Ojalá no hubiera visto nada.
-¿Miguel Durán está detrás de ésto?
-Estaba al corriente, pero él no es más que un miembro de la Plataforma PUEDO.
-¿Cómo surgió la idea?
-Queríamos hacer algo espectacular para llamar la atención de los medios. Y surgieron varias ideas.
-¿Cuáles?
-Pensamos en colgarnos del Hotel Arts, Torre de Collcerola o Torre del Teleférico del puerto. Pero los descartamos por los controles de seguridad.
-¿En la Sagrada Familia entrásteis como turistas?
-Claro, es la ventaja. Pagas tu entrada y ya estás dentro.
-¿Qué preparación requiere una operación así?
-Nosotros llevábamos tres semanas preparándola. Hemos contado con dos miembros de la Unio Excursionista de Sabadell, Jesús y Antonio.
-¿Os ayudaron con las cuerdas y los mosquetones?
-No nos ayudaron. Fueron esenciales. Sin ellos ni hubiéramos hecho nada.
-¿Todos los demás ciegos?
-Todos.
-¿Practicásteis antes?
-El sábado hicimos unas bajadas en rapel por el Cavall Bernat. Mas que nada para ponernos en forma. Sobre todo ella.
-¿Cómo era la pancarta?
-De 18 metros dividida en tres tramos de seis, con arandelas para unirlas y un bastón de ciego para hacer de peso.
-Decía «Basta de Pucherazos en la ONCE».
-Queremos que se anulen las elecciones del día 3.
-¿Por qué?
-Porque está todo amañado para que no gane PUEDO. ¡Pero si hay gente que ya ha votado y todo!
-¿El material?
-Fue comprado especialemte para esta operación. Cuerdas de escalada, mosquetón, «baga», arnés y casco. Todo nuevo.
-Un golpe perfectamente organizado.
-Sí. Nos encontramos diez personas a las 8'30 de la mañana en la Sagrada Familia y cada uno se puso a la suyo.
-¿Cómo no os dan el alto cuando empezáis a sacar el material de las mochilas?
-Teníamos calculados 15 minutos desde que los vigilantes se dan cuenta hasta que suben por aquellas escaleras tan estrechas por entre montones de turistas y llegar a nosotros.
-¿Y así fué?
-Más o menos. Cuando llegaron ahí arriba ya estábamos colgados.
-Sigamos.
-Una vez los amigos de la UES hubieron atado las cuerdas con todos los mecanismos de seguridad nos dejamos caer con la pancarta haciendo rapel.
-¿Así de fácil?
-No todo fue tan fácil. La pancarta se nos giró y tuvimos que bajar a distintas alturas para enderezarla. Al final nos anclamos a 80 metros.
-Y os quedásteis ahí cinco horas.
-Claro, hasta que el Ministro de Trabajo aceptó recibirnos.
-¿Y le creéis?
-Sí porque Miguel Duran le exigió que enviara esa invitación por fax y firmada por él. Y hasta que no llegó el fax no nos bajamos.
-¿Y qué se hace ahí arriba cinco horas?
-Yo me comí dos bocadillos e intenté ligar con las enfermeras. Ésta ligó con los Bomberos.
-Con tal de quitarme el miedo (ella, riendo otra vez)
-¿Y la Policía?
-La Policía llamó enseguida a los Bomberos. Pero cuando llegaron y vieron que estábamos bien anclados y con total seguridad, se esperaron.
-¿Cómo os trataron?
-Con muchísima amabilidad. Tanto Policía, como Seguridad y Bomberos. Todos fueron muy amables. Especialmente Bomberos con los que estuvimos bromeando todo el rato y haciendo cachondeo.
-¿No os llevaron al cuartelillo?
-¿Por qué? No cometimos ningún delito.
-¿Os llamaron ilusos?
-Los del sector antiguo de la ONCE que también estaban ahí dando la tabarra, nos llamaron cosas bastante peores.
Lo que hay que ver
DEPORTISTA DE AVENTURA
Johnny, tal como le conoce todo el mundo, ya era un amante de los deportes de riesgo antes de quedarse ciego a los 29 años.
Espeleólogo consumado, no teme andar entre tinieblas ni descolgarse con cuerdas.
Lo que más sorprendió a sus amistades, sin embargo, fue que incluso después de la ceguera siguió con esa afición.
«Lo primero que hice al quedarme ciego fue tirarme en paracaídas. No yo solo claro, sino agarrado al campeón de España»