Revista Época – 22 de octubre de 2004
: La suerte no es ciegaEl último extraordinario del 16-10, ni siquiera se puso a la venta.
El gordo del pasado sorteo extraordinario de 16 de octubre ni siquiera se puso a la venta. El número agraciado le tocó a la Once, que por este procedimiento ingresó el pasado fin de semana 25 Millones de euros que dejaron De ir a los compradores del Cupón.
De fin de semana mágico puede calificarse el último para la ONCE. Gracias a la sobreemisión de cupones, la Organización se embolsó nada menos que 25 millones de euros de premios que no se vendieron y que la ONCE se queda para sí misma, al contrario de lo que hacen las Loterías del Estado, cuyos premios no vendidos se ingresan en el Tesoro Público.
La sobreemisión de cupones en los sorteos que practica la dirección de la ONCE y que denunciábamos en el número 1.021 de ÉPOCA, no puede ser desmentida por la ONCE y tienen su mejor ejemplo práctico en lo sucedido el pasado fin de semana.
El 16 de octubre, la ONCE sorteaba su cupón extraordinario. No le tocó a nadie, y los clientes ni siquiera tuvieron opción a comprar el boleto ganador. Por esa razón, la entidad se quedó con los 11 millones de euros del premio gordo. Pero es que resulta que las 120 series del número premiado, ni siquiera llegaron a distribuirse y fueron a parar íntegramente a los bolsillos de la ONCE.
Esto supone que el sorteo extraordinario ha representado para la ONCE ingresos de 15.760.000 euros, por unos números que no llegaron ni a las manos de los vendedores. De nuevo, se ponía de manifiesto que los sorteos extraordinarios son muy rentables para la ONCE (el último supuso ingresos por 26,2 millones de euros) y, sobre todo, por un buen porcentaje de los premios.
Resulta muy elocuente que, de los tres sorteos extraordinarios, dos de los tres gordos (13 de marzo y 16 de octubre) le tocasen a la ONCE, y sólo uno a un cliente afortunado de Galdar (Gran Canaria).
Las cuentas del sorteo extraordinario del 16 de octubre son sencillas: se vendieron 6.565.573 cupones, de cuatro euros cada uno (sólo un 51% de lo emitido). En otras palabras, que lo no vendido era un inmenso montón de cupones, exactamente 5.434.427 cupones (un 49%) que resultaron sobreemitidos, de un total, 12 millones de cupones. ¿Para qué la ONCE mantiene 12 millones de emisión si sabe que apenas vende 7 millones? La respuesta es ésta: para quedarse los premios siguiendo con las mismas prácticas sobreemisoras.
Pero la suerte de la ONCE -hay quien lo llamaría jugar con ventaja- no se queda ahí. Se queda, el 16 de octubre, el premio gordo del sorteo extraordinario y el día anterior, viernes 15 de octubre, le toca el cuponazo: 6 millones de euros y otros 3,5 millones en premios menores. El fin de semana se vuelve apoteósico: el domingo 17 a la ONCE le tocan otros 2,5 millones del gordo del sorteo de fin de semana. En total, 25 millones de euros de rendimientos de la sobreemisión de cupones en sólo tres días. ¿Qué espera el ministerio de Trabajo, organismo regulador del fair play en el cupón, para tomar cartas en el asunto?
En el seno de la ONCE se comenta en tono jocoso que Mario Loreto, el hombre fuerte de la organización, presume de tener un feelling especial con el ministro de Trabajo, Jesús Caldera, por razones de paisanaje; y es un hecho conocido que la secretaria de Estado para la inmigración, Consuelo Rumí, dice sin recato que Loreto "tiene un discurso muy socialista". Quizá por ello, la ONCE, acosada por las críticas por sobreemitir cupones, alude a que aplica los resultados de esta práctica a hacer cosas en favor de la inmigración. Un sarcasmo, ya que existe en la ONCE una norma no escrita que impide a los no españoles acceder a la venta del cupón.
El fin de semana de oro viene a confirmar lo publicado por ÉPOCA el pasado 8 de octubre: que 560 millones de euros vuelven cada año a las arcas de la ONCE como premios no vendidos gracias a las prácticas de sobreemisión de cupones, que alcanzan entre un 40% y un 60% de las ventas del cupón de la ONCE. Esta sobreemisión les permitió ganar 119 sorteos en 2003.
En 2004, con sólo los nueve primeros meses contabilizados (enero-septiembre) ya son 111 los sorteos del cupón en los que el primer premio le ha tocado a la ONCE.
El gráfico adjunto de evolución de la venta de los sorteos extraordianrios, habla por sí solo. Y ello se produce en una entidad cuyas cuentas auditadas incluyen una cifra de endeudamiento total que ronda los 1.000 millones de euros.
REPORTAJE: Combo: una posibilidad entre 11 millones
EL Combo estaba destinado a ser el juego del futuro para la ONCE. Se trata de una de las loterías llamadas "activas" que se enfrenta directamente con alguna de las loterías del mismo tipo que tiene el Estado. Por ello, cuenta con el rechazo de los loteros.
El nuevo producto de la Organización de Ciegos es un juego extraordinarimanete complicado que ha provocado mucho rechazo entre los vendedores discapacitados, acostumbrados al cupón tradicional. Si acaso, afirman algunos vendedores la nueva modalidad de juego impulsada por la dirección de la ONCE, servirá -por que compite directamente con las loterías primitivas del Estado- como mecanismo de presión ante el Gobierno para reivindicar una participación futura de la ONCE en la lotería europea o en la autorización de un "rasca rasca" de titularidad ONCE.
El Combo ha producido dentro de la ONCE la sensación de que discrimina a buena parte de la plantilla de vendedores, ya que sólo un tercio de los mismos disponen de las 6.700 maquinitas que permiten extender el boleto. El resto debe limitarse a vender boletos preimpresos, que el cliente no puede configurar a su gusto.
La falta de fe de los directivos de la ONCE en su nuevo juego Combo parte de sus propios dirigentes. El juego fue presentado en público por el director general de la ONCE, Ángel Sánchez, y por el director general adjunto, César Palacios. Elocuente la ausencia en tal presentación del presidente de la ONCE, Miguel Carballeda, de Rafael de Lorenzo y de Mario Loreto, un aspecto que no ha pasado desapercibido puertas adentro de la organización.
La ONCE considera que su nuevo producto, el Combo, es el juego activo en el que los clientes tienen más oportunidades de ganar. Sin embargo, sólo uno de cada once millones de boletos podría ser agraciado, si se vendieran las once millones de combinaciones, con el primer premio, un millón de euros.
Por el momento, la ONCE tendrá que conformarse con el Combo. El nuevo juego supondrá a la Organización unos ingresos superiores a los 200 millones de euros anuales (el 10% de sus ingresos), según sus estimaciones, aunque los vendedores consideran que estas cifras son demasiado optimistas.
Pero antes de que la ONCE lanzase su el nuevo producto, ya se han encontrado con una fuerte oposición. Los primeros en alzar su voz contra la todopoderosa mano de la Organización de Ciegos han sido los administradores de loterías. Consideran que el Combo le pasará factura al Estado, que actual-mente ingresa cerca de 2.500 millones de euros gracias a la venta de sus propios productos a través de Loterías y Apuestas del Estado.
Otros se han alzado contra el Combo, como las asociaciones de ludópatas en rehabilitación que han recordado a la ONCE el carácter adictivo de las loterías activas, juegos que la propia ONCE consideraba en el 2000 como "nocivos". Así se han manifestado la Federación Andaluza de Jugadores de Azar rehabilitados (FAJER), la Asociación Cordobesa de Jugadores de Azar en Rehabilitación (ACOJER) la Asociación Aragonesa de Jugadores de Azar en Rehabilitación, la Federación Española de Jugadores de Azar Rehabilitados (FEJAR) y la asociación palmesana Juguesca, que cuestionan la falta de sensibilidad de ONCE y del ministerio de Trabajo al promover y autorizar, respectivamente "juegos que provocan graves adicciones".
Y es que el último juego de la ONCE no es más que una versión de la conocida Lotería Primitiva. Pero con dos grandes diferencias. La primera es que la Primitiva pertenece al Estado y contribuye a los 2.500 millones que el Estado ingresa con sus juegos de azar. Y la segunda es que la ONCE solo repartirá el 50% de los ingresos en premios.
Además de los abultados gastos de publicidad, la ONCE paga unos 40 millones de euros a la multinacional del juego GTech, que preside Bruce Turner y que es la titular de la tecnología que aplica la ONCE en el Combo. A la factura hay que sumar el coste de las maquinistas expendedoras.
GTech (1.000 millones de dólares de beneficios y 5.500 empleados) es una empresa global del sector del juego que ha tenido innumerables problemas de ejecutoria anteriores en diferentes países, entre los que se encuentra España.
Abierta la oposición de varias loterías autonómicas (Andalucía, País Vasco y Cataluña) a que la ONCE tenga loterías instantáneas, los directivos de la Organización de ciegos aspiran a obtener tajada de la "Euromillones", como se conoce a la lotería europea, -tal vez en comercialización conjunta con la Loterías del Estado- o bien a una subvención directa pública.
Fdo.: Higinio Monsteiro
REPORTAJE: La ONCE, con Polanco
Desde junio de 2003, la Once se ha aliado con Sogecable para vender cupones. La televisión privada de Polanco podría convertirse así en el primer vendedor de cupones, en detrimento de ciegos y discapacitados.
El acercamiento de la ONCE al PSOE es un hecho, después de que Rafael de Lorenzo, ex diputado del PSOE en la Asamblea de Madrid y secretario general de la ONCE, colocase a importantes ejecutivos de la organización en cargos públicos de la Administración y el partido de José Luis Rodríguez Zapatero.
Es el caso de Constantino Méndez, convertido en delegado del gobierno en Madrid; Manuel Herrera García, coordinador sectorial de movimientos sociales del PSOE; Angel Rodriguez Castedo, nombrado director general del poderoso IMSERSO; o Juan Carlos Ramiro, asesor del gabinete técnico de la Secretaría de Estado de servicios sociales.
Así que a la ONCE sólo le faltaba pactar con Jesús de Polanco, el todo poderosos empresario del Grupo Prisa, gran receptor de favores públicos en la época de Felipe González y empresario amigo del nuevo Gobierno socialista español.
La ONCE no perdió el tiempo y el 11 de junio de 2003 la comisión permanente del Consejo General aprobaba un acuerdo muy singular de colaboración con Sogecable, la televisión privada del Grupo Prisa. Sogecable Canal Satélite Digital y la ONCE llegaban a un acuerdo (ocho días después de las elecciones en la ONCE) por el que la organización de ciegos pagará 800.000 euros anuales más IVA por alquiler del servicio interactivo, y se compromete a insertar publicidad por valor de 500.000 euros anuales (IVA a parte) en Sogecable.
El sorprendente acuerdo obliga a la ONCE a pagar a Sogecable una comisión por venta de cupones del 2,5% por los dos primeros millones de euros de ventas mensuales; y un 1,5% por las ventas que superen los 4 millones de euros mensuales. El acuerdo incluye contrapartidas de Sogecable con Servimedia (100% ONCE) de 200.000 euros anuales.
Este acuerdo tropezó con una gran oposición interna en la ONCE, ya que los vendedores se sintieron inquietos ante la nueva fórmula de comercialización que les excluía. La razón es que, en la propia naturaleza del privilegio del que disfruta la ONCE -la venta de cupón para ayudar a ciegos y discapacitados-, está el favorecer la integración laboral directa de ciegos y otros discapacitados (así lo establece el decreto de 13 de octubre de 1938, que les concedía administrativamente la venta del "cupón pro-ciegos", como excepción al monopolio estatal de las Loterías públicas).
El cupón es una herramienta básica de generación de puestos de trabajo para personas ciegas. Por eso, para los 23.000 vendedores del cupón que viven de éste, que Jesús de Polanco se convirtiera -por mor de este acuerdo con Sogecable- en el principal vendedor de cupones de la ONCE, resultó un choque conceptual tremendo.
La realidad es que, tras seis meses de aplicación del acuerdo, los resultados han sido muy escasos. Si acaso, pérdidas para la ONCE, porque tiene que hacer frente a los gastos fijos que establece el contrato, sin haberse atrevido a dar el paso de vender el cupón a través de Sogecable.
Para muchos ciegos, el acuerdo con Polanco supone una transgresión del especialísimo status conseguido por la ONCE.
Así, la ONCE no paga impuestos especiales como organizador de un juego de azar -pues los debe compensar mediante la prestación de servicios sociales para sus afiliados- y, desde los últimos años, mediante la contribución del 3% de sus ventas de cupones al fondo de solidaridad para con otros minusválidos no ciegos concretado en la Fundación ONCE.
Fdo.: Xavier Horcajo