Noticia: Vendedores de la ONCE temen por su empleo ante la caída de ventas del cupón.
El Correo – 24 de enero de 2005
Los ingresos de la entidad llevan tres años sin alcanzar los objetivos previstos, en contraste con las loterías activas como la Primitiva, la bono-loto y la quiniela, que ganan adeptos
Itsaso Álvarez / Bilbao
SUERTE. Un vendedor de la organización dispensa el tradicional cupón en plena calle y aguantando el temporal. / Nuria González
España es el tercer país del mundo donde más se juega, pero la situación financiera de la ONCE, que prácticamente vive de la venta del cupón desde sus orígenes -y aún representa su única vía de financiación sólida-, parece haber tocado techo. Los ingresos de la entidad llevan tres años sin alcanzar los objetivos previstos. El 'producto estrella' de la organización ya no tira como antes. Y, pese a la introducción de novedades como los sorteos extraordinarios o los botes acumulados para cautivar a los consumidores, la caída de ventas del cupón experimentada en los último tiempos no tiene visos de corregirse. La Comisión Nacional del Juego cifra en 4,14 euros el gasto que ha dejado de hacer, de media, el ciudadano español en los boletos de la ONCE.
Para contrarrestar el descenso de los ingresos, los «ajustes de gastos, principalmente de tipo administrativo» en el seno de la organización, ya han comenzado a producirse, señala un portavoz autorizado. Esto es sólo el comienzo. La ONCE, que cada año acoge a 4.500 nuevas personas ciegas o con deficiencias visuales, teme que se resientan sus numerosos proyectos sociales. Otro dato más: la media diaria de boletos vendidos durante el año pasado es casi la mitad que en 2001 (12,6 millones de cupones frente a 23,4). Y la competencia en el sector del juego es cada vez mayor. La última incorporación al mercado viene dada por la lotería europea o Euromillones, presente en nueve países, con gran cantidad de adeptos.
A ello hay que sumar la preferencia del usuario por las loterías activas (Primitiva, bono-loto, quiniela), que, además de pertenecer a la Administración General del Estado, permiten elegir la combinación deseada. El Combo, el nuevo juego que la ONCE puso en marcha hace tan sólo tres meses para paliar las pérdidas, nació pensado para seguir esta dinámica, pero los números también cantan aquí.
El impacto no es el esperado y, de momento, recauda el 60% de lo previsto. Hasta la fecha, los diez millones de apuestas previstas para los sábados apenas han superado los dos millones. «Se trata de un sorteo nuevo que lleva poco tiempo, necesita madurar», justifican desde la ONCE. En el sorteo celebrado el 15 de enero se vendieron 1,7 millones de 'combos'. Es decir, sigue bajando.
Sin embargo, algunos de los 22.923 vendedores del cupón repartidos por la geografía española entre quioscos, 'stands' y puntos de venta a pie de calle llegan a admitir, incluso, que nadie les ha pedido «todavía» el Combo. Y, lo que es peor, muchos de ellos se sienten «discriminados». Alrededor de 13.000 afiliados siguen despachando el boleto tradicional, mientras el resto dispone de unos aparatos que emiten las participaciones en el acto y de forma automática. Los primeros ingresan una media de 90 euros y 154 los segundos. Por eso, el Combo se ha convertido en otra fuente más de problemas para la Organización Nacional de Ciegos Españoles.
«Presionados»
«Los vendedores son los primeros afectados por el menoscabo en las cuentas. No están cobrando los sueldos que se merecen. Algunos no llegan a la cuota mínima y se sienten presionados por los inspectores de zona. Se está despidiendo a gran parte de la plantilla de I+D, en detrimento de un futuro tecnológico para los invidentes. Periódicamente se producen despidos de compañeros ciegos y discapacitados como nunca antes había sucedido, desposeyendo a la ONCE de su misión social», denuncia César Perelló, presidente del 'sector crítico' de la entidad, organizado bajo las siglas DOCE (Defensor Objetivo de Ciegos Españoles). «Hay cálculos hechos por especialistas que dicen que, a este paso, la quiebra no tardará en llegar, que será impensable pagar los salarios de los 59.200 trabajadores que emplea el cupón y mantener, al mismo tiempo, las máquinas de rehabilitación o continuar los proyectos educativos para niños », añade.
Perelló ofrece una visión alternativa para explicar la mala racha que atraviesa el cupón: «Algunos leen y oyen sobre los escándalos que se han dado en la ONCE y esto les acaba echando para atrás». Pero cabe preguntarse hasta qué punto los escándalos que han salpicado a algunos de los directivos de la organización desde que se destapó en 1998 la trama de Gescartera tienen realmente un impacto significativo en el comprador de la papeleta pro-ciegos.
El presidente del Consejo General de la ONCE, José María Carballeda, se muestra preocupado por la delicada situación financiera y apela más al sentimiento. Señala que «mañana cualquiera puede ser un discapacitado y necesitar de una organización como la ONCE, que le vuelva a hacer sentirse persona, perfectamente integrada, que le recupere su puesto de trabajo con las adaptaciones precisas o que le consiga otro nuevo».
Según Carballeda, 91.000 familias dependen del grupo ONCE. «Y la gente sabe que, detrás de cada vendedor, de cada cupón, hay una historia social importante para muchas personas», concluye.
La suya es un ejemplo. Salió a vender sus primeros cupones con 18 años. «Alguna vez me mintieron y engañaron, pero salí adelante». Ocupó diversos puestos directivos tras participar en las elecciones internas de la ONCE y hoy a llegado a lo más alto de la organización.
HISTORIA DE UN BILLETE
1939. Cupón pro Ciegos. Primeros sorteos. Hasta 1983, el cupón no varió en estructura y diseño, salvo en el precio, que se elevó en sucesivas etapas desde 10 céntimos a 25 pesetas. Los premios eran 25 ó 250 veces el valor jugado a las dos y tres cifras, respectivamente. Existían diferentes sorteos provinciales. Durante casi 45 años tuvieron lugar a diario casi una treintena. Se emitían 2.985 series. Gracias a la buena acogida del cupón, a principios de los años 40 la ONCE abordó las primeras acciones sociales.
1981. Sorteo extraordinario. El primero se celebró el 13 de diciembre, festividad de Santa Lucía, patrona de los ciegos. Tuvo posteriores ediciones entre 1983 y 1986, aunque trasladado al 1 de enero. El precio ascendía a 100 pesetas.
1984. 'La ilusión de todos los días'. Con la liberalización del juego, la organización empezó a realizar un único sorteo para toda España, apoyado en la primera gran campaña publicitaria 'La ilusión de todos los días'.
1985. Supersorteo de fin de semana. Se suprime el sorteo del sábado y se decide realizar los viernes un sorteo diferente al celebrado de lunes a jueves, con más premios. El Supersorteo de fin de semana se caracteriza por la introducción de las cinco cifras y un premio mayor a las cinco cifras de dos millones de pesetas. Precio del cupón para los viernes: 100 pesetas. Se emiten series de 100.000 números.
1987. El Cuponazo. Se reforma el cupón de lunes a jueves. Se introduce la quinta cifra en este sorteo y se establece un premio a las cinco cifras de 2,5 millones. Y en el cupón del viernes se introduce el Cuponazo, un premio especial de 100 millones de pesetas a las cinco cifras más la serie extraída del número premiado. Los buenos resultados de esta reforma permiten crear empleo para personas con discapacidad distinta a la ceguera.
1991. Más Cuponazo. El premio del Cuponazo se incrementa a 150 millones de pesetas. Precio: 200 pesetas.
1996. El Sueldazo. El cupón ordinario (de lunes a jueves) pasa a costar 150 pesetas, aumenta el premio mayor a las cinco cifras y hay dos novedades: 100.000 pesetas a los números anterior y posterior al premiado y el Sueldazo para diez series consecutivas del anterior y diez del posterior al premio mayor, consistente en 250.000 pesetas y 24 mensualidades de 100.000 pesetas.
1997. Nuevos tiempos. El cupón ordinario pasa a costar 200 pesetas. Su premio máximo, a las cinco cifras, es de 5 millones. En el del viernes se introducen dos estructuras de premios paralelas: la tradicional, a las cinco, cuatro, tres, dos y última cifra; y otra a la serie del número premiado. Serán agraciados los boletos cuyas cinco, cuatro, tres, dos y última cifra coincidan con el número premiado y además pertenezcan a la serie extraída. El Cuponazo aumenta a 250 millones de pesetas.
1999. 'Gánate una vida'. La ONCE pone en marcha el Supercupón Fin de Semana, que reparte más de 750 millones en premios cada domingo. Este nuevo sorteo establece un primer premio -cinco cifras y serie- de 10 millones de pesetas al año durante 25 años. El Supercupón puede adquirirse los viernes, sábados y domingos, a 250 pesetas.
2001. El doble Cuponazo. En el cupón del viernes , el primer premio -cinco cifras y serie- pasa de 250 a 500 millones de pesetas.
2002. La llegada del euro. El boleto diario pasa a costar un euro; el de viernes, dos euros y el Supercupón de fin de semana, un euro y medio. En este último, el premio a las cinco cifras y serie es de 100.000 euros al año durante 25 años. Además, nace el Bonocupón, válido para los sorteos de lunes a jueves, sorteo de viernes y Supercupón fin de semana.
2003. El billete diario ofrece un premio a las cinco cifras y serie de 300.000 euros y se refuerzan los premios intermedios para recompensar a los clientes habituales.
2004. El Combo, primer juego activo de la ONCE. Un juego tipo 'loto' que consiste en asignar un número (del 0 al 9) a cada una de las seis bolas del triángulo, más otro número complementario (del 1 al 11) a la bola adicional. Cada una de estas combinaciones constituye una apuesta.